La economía, ¿en las nubes, o en la olla? 27/12/2021
La economía en las nubes o en la olla
Editorial

Los noticieros informan que la economía colombiana se ha recuperado, que va muy bien, que alcanzó un gran nivel. Desde luego que si lo miran desde los sectores financieros, industriales y otros campos poderosos, podría ser verdad. Pero la realidad parece estar contrariando esos conceptos noticiosos. Habría que ver si la economía superó la crisis o está lejos de su nivel anterior a la pandemia. Saber quiénes han repuntado y quiénes siguen en la olla, debería ser el análisis de Confecámaras, La Dian y Mincomercio.

En 2020, la economía mundial se desplomó a causa de la pandemia. El PIB mundial decreció en un -3,5 por ciento y el PIB de Colombia en un -6,8 por ciento. Durante el primer y el segundo trimestre de este año, la economía colombiana creció en un 1,1 y un 17,6 por ciento, respectivamente. Según cifras aportadas por expertos de la Universidad Nacional, en el tercer trimestre el crecimiento fue del 13,2 por ciento; pero al comparar el PIB de este periodo con el del tercer trimestre de 2019, se encuentra que el crecimiento fue de apenas un 2,1 por ciento. De hecho, el PIB por habitante del tercer trimestre de 2021 es inferior al del periodo correspondiente de 2019, en un 0,62 por ciento. Hasta ahora, la reactivación económica no se ve reflejada en la tasa de desempleo, que en septiembre de este año se ubicaba en el 14,4 por ciento.

Apenas se dio la apertura de las restricciones, casi la mitad de las personas ocupadas tenía un contrato laboral y la otra mitad no lo tenía. Estamos hablando de los meses de septiembre y octubre de 2021. Según esas mismas cifras, entre los más de once millones con contrato, el 37 por ciento tuvo contrato verbal y el otro 63 por ciento, contrato escrito.

Por otra parte, actualmente quienes no tienen contrato de trabajo, el 86 por ciento son trabajadores por cuenta propia. A esas precarias condiciones laborales se suma la disminución de los ingresos de las personas ocupadas. Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, en agosto de 2020, el ingreso laboral promedio se redujo en 18,2 por ciento respecto de diciembre de 2019 –antes de la llegada del virus a Colombia–. Para agosto de 2021, dicho ingreso había ascendido un 20,9 por ciento respecto del mismo mes del año anterior, pero aún estaba 1,1 por ciento, por debajo del que existía en diciembre de 2019.

Lo más preocupante, es que el número de personas ocupadas en situación de pobreza aumentó en más de un millón, dado que su ingreso laboral promedio se redujo en un 9,2 por ciento. Pero aún más dramática es la situación de la clase media: en ese mismo periodo, cerca de dos millones y medio de personas dejaron de pertenecer a este grupo poblacional. Algunas de ellas se mantuvieron trabajando en la vulnerabilidad o en la pobreza, mientras que otras engrosaron las cifras del desempleo. Como si fuera poco, un eventual desabastecimiento impactaría negativamente las expectativas de los compradores. No solo por la poca disponibilidad de productos en el mercado, también por su encarecimiento.

El resultado momentáneo de la crisis nos sitúa entonces en un preocupante escenario de aumento sostenido de precios. O lo que es lo mismo, en una tendencia alcista que golpearía las frágiles economías de hogares que apenas empiezan a salir a flote. Por otra parte, casi nadie dice la verdad, los noticieros de propiedad de grandes emporios económicos, la ocultan o la informan a medias. La realidad es que los colombianos cada vez ganan menos y pagan más por su comida y demás suministros. Como lo dijo acertadamente un twittero…”pagamos como árabes y vivimos como haitianos”.