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Este regalo de su gracia, da comienzo a lo que aquí vamos a observar de la palabra “perfecto” que debemos madurar, y que apunta al desarrollo de su carácter divino en cada uno de nosotros llegando a ser imagen y semejanza de Cristo en esta tierra.
Esto es lo claramente revelado al apóstol Pablo, en Efesios 4:11 y 12, en la misión que tienen los dones, en este caso ministeriales, para perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio y para la edificación del Cuerpo de Cristo. De hecho se señala en dicho capitulo, en el versículo 13 de manera magistral, el revelarnos con toda claridad, el fi n de dicho ejercicio y la tarea llevada a cabo por los 5 dones del ministerio, que dentro del plan eterno de Dios, estaba determinado para la iglesia… “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13.
Cada día mas estamos observando que el Señor mismo está despertando una revelación fresca y visión más clara del Cuerpo de Cristo. Cómo se los señalé en el capítulo anterior. Que esta llevándonos a una comprensión más clara del trabajo de cuerpo que se debe estar llevando a cabo en los discipulados de la iglesia local.
Siguiendo aquí nuestra idea de pensamiento y estudio de la palabra perfeccionándonos, reafirma el mismo apóstol Pablo en la carta a los Colosenses 1:26-29, que lo describe como “el misterio revelado a los gentiles: que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria”, presentando ahora perfecto en Cristo Jesús a todo hombre (mis palabras); es así que al ver el plan de Dios con el hombre, en el Nuevo Pacto, claramente se ve registrado aquí su voluntad, que se centra en devolverlo al plan original; para que el hombre vuelva a su posición original en la Creación, y sea totalmente restaurado, habiendo ya Jesucristo llevado acabo esta obra a través de su muerte, sepultura y resurrección.
Identificados con Él, mediante el bautismo de Cristo, participamos de las riquezas de su gloria otorgada a
nosotros como parte de la herencia recibida ya desde la Redención de Cristo.
Hoy encomendamos a cada uno de los hijos de Dios en todo lugar, con respecto al plan consumado que las Escrituras del Nuevo Pacto nos revela, que aceptemos con fervor y deseo profundo, sentarnos en la mesa del Señor que siempre tiene preparada para nosotros y en ese lugar tener comunión profunda en un ambiente de gracia abundante, para alimentar nuestra nueva vida y nutrir nuestro nuevo ser de su plenitud o la clase de vida de Dios que solo Él nos la puede impartir, por medio de su palabra y de su Espíritu Santo. No está nada mal y por el contrario bien ver a las Escrituras como dice Pablo a Timoteo en … 2a Timoteo 3:17.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fi n de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”. Jesús quiere seguir revelándose a cada alma que existe en esta tierra, y es ésta la misión que todos tenemos. Cumplir no solamente con la Gran Comisión, sino con la tarea de ser reconciliadores ya que este es el ministerio encomendado a todos en la iglesia, esto no es labor de unos cuantos evangelistas o de unos cuantos predicadores de la Palabra sino de todos.
El carácter de Cristo es una de las metas mas altas que tenemos nosotros en este perfeccionamiento, llegar a ser semejantes a Él; Imagen y semejanza de Cristo. Necesitamos replantear nuestra relación con Cristo, replantear nuestras enseñanzas, debemos encontrar el oro refinado en fuego en esos verdaderos hombres y mujeres de Dios que muestren la gloria de Cristo a través de sus vidas, en todo su ser más que en su hacer. “Que en todo lugar seamos ese grato olor de Cristo, aroma de Cristo, perfume de Cristo”.
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