La crisis del agua 19/12/2022
El problema en Cajicá no es solo de presión, sino de la calidad del líquido que llega a los hogares. Pese a los anuncios de la EPC, en cuatro meses no se va a solucionar el problema porque luego de tres años, la administración no ha mostrado voluntad política para resolverlo. En Zipaquirá, las megaobras que se adelantan han generado fallas en el suministro del agua, que es la más barata de toda la región Sabana Centro.

Hay algo turbio en el agua de Cajicá

En los últimos meses en Cajicá se vienen acrecentando las fallas en la prestación del servicio de acueducto, lo cual ha afectado significativamente las actividades domésticas, comerciales y productivas, principalmente en los sectores de Chuntame, Aguanica, Canelón y Gran Colombia, lo que ha llevado a que se convierta en un problema de salud pública.

¿Qué está pasando?

En diferentes sectores del municipio la ciudadanía ha evidenciado problemas como:
Coloración del agua.
Falta de presión.
Mala calidad del líquido.
Cortes que se extienden por horas e incluso días.

Está problemática ha llevado a denuncias a través de las redes sociales y la realización de ‘plantones’ por parte de la comunidad de distintos sectores. Por esa razón, el pasado 8 de noviembre, la administración municipal, apoyada en el presidente de ASOJUNTAS, Camilo Velandia, y otros dignatarios, convocaron a una ‘firmatón’ como acción estratégica frente a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y la Superintendencia de Servicios Públicos con el fin de exigir mejoras en el servicio de agua.

El 15 de noviembre la administración municipal, la EAAB, en cabeza de su gerente, Cristina Arango, la EPC Cajicá, un grupo de concejales y la líder política Angélica Gómez adelantaron una mesa técnica en las instalaciones de la empresa en Bogotá con el objetivo de buscar soluciones a la crisis del agua en el municipio, que presenta desde hace varios años.

¿Qué se pudo evidenciar en dicha mesa técnica?

Se concluyó que la situación que afecta a la población obedece a problemas estructurales del municipio, pues, el Acueducto de Bogotá, como proveedor del agua que consume, demostró que, en los diferentes puntos de control, el líquido vital no presentaba alteraciones de ningún tipo, ni para el suministro ni para el consumo humano.

Es importante mencionar que en la mesa técnica el Acueducto de Bogotá enfatizó en que Cajicá podría aumentar el caudal de agua de 190 litros por segundo a 230 litros por segundo. Pero para ello, se requieren 2 tanques de 10.000 m3 y la construcción de una planta de rebombeo. Estos dos proyectos están consignados como promesa a los cajiqueños en el Plan de Desarrollo Municipal del actual alcalde Fabio Ramírez, quien definió una inversión superior a los $ 24.000 millones para hacerlos realidad. Sin embargo, a un año de terminar su gobierno no sabe en dónde se van a instalar los tanques ni tampoco dónde va a quedar la planta de rebombeo.

Dos efectos de un mismo problema

Lo que se preguntan los habitantes del municipio es ¿entonces cuáles son las razones por las que se presentan los cortes, las bajas presiones y la coloración de agua en Cajicá? La respuesta es clara:

-La baja presión y los cortes obedecen a que el municipio no ha logrado aumentar su capacidad de almacenamiento, lo cual le imposibilita estabilizar el sistema ante cualquier falla.

-La coloración del agua ocurre por alguna baja en la velocidad del suministro proveniente de Tibitoc, generando afectaciones en las tuberías del municipio.

Un crecimiento acelerado: el verdadero problema

Vale la pena precisar que lo anterior es consecuencia directa de la forma exponencial y desordenada en la que ha crecido Cajicá en la última década. El boom de la construcción y la falta de planeación son determinantes en la escasez, intermitencia y falta de presión del agua. Mientras la urbanización se dio de manera acelerada, la infraestructura de servicios públicos avanzó a pasos de tortuga.

¿Cuál es la solución?

Una medida preventiva, más no definitiva, es el mantenimiento permanente de las redes, y en el caso de presentarse coloración alguna, hacer purgas en ciertos puntos críticos del sistema.

La solución estructural es implementar un sistema que permita la estabilización hídrica del acueducto del municipio, lo que implica la construcción de dos tanques de almacenamiento y una planta de rebombeo, tal cual como lo recalcó el Acueducto de Bogotá en la mesa técnica del 15 de noviembre pasado. Por lo tanto, esta es una solución en el largo plazo, por lo que queda claro que no se va a dar en 4 meses como lo aseguraron algunos concejales tras la reunión con el equipo técnico de la EAAB.

En conclusión, la crisis del agua en Cajicá estaba anunciada. La señal de alerta sobre lo que podría pasar con el servicio estaba dada desde hace por lo menos 2 o 3 años. La administración municipal tenía conocimiento de la situación y no priorizó las inversiones necesarias para subsanar el problema. De otro lado, el alcalde Ramírez y el gerente de la EPC, Hugo Alejandro Rodríguez, sabían que recolectar firmas no tendría efectos, pues la solución estaba en sus manos y no en las del Acueducto de Bogotá ni de la Superintendencia de Servicios Públicos como lo hicieron creer a la comunidad. Lo que queda en evidencia es que hubo una especie de engaño o no dijeron la verdad estas autoridades municipales a la ciudadanía sobre la problemática real.

Consultada por EL OBSERVADOR sobre la crisis del agua, la dirigente cajiqueña Angélica Gómez responde sin vacilaciones: “Sí el otrora gerente de la EPC, hoy alcalde de Cajicá en su Plan de Desarrollo incluyó la construcción de los tanques, entonces sabía lo que estaba pasando y sus consecuencias ¿Por qué no actúo a tiempo? ¿Cuáles son las prioridades? ¿Por qué en sus prioridades tenía construir una piscina?, para lo sí buscaba endeudar al municipio en $ 45.000 millones si no iba a tener agua con que llenarla, teniendo en sus manos la solución del suministro de agua a los ciudadanos de Cajicá, con calidad y de manera permanente, ya que es un derecho fundamental”.

Zipaquirá: cortes diarios, fallas en el suministro y mal estado de las redes de acueducto

Aunque Zipaquirá cuenta con dos sistemas de producción de agua potable, alimentados por importantes fuentes hídricas para el abastecimiento, tanto la zona alta como la zona baja vienen presentando en los últimos años problemas en el suministro de este servicio público.

¿Qué sucede?

Inicialmente es importante conocer el origen del agua que consumen a diario los zipaquireños. A diferencia de Cajicá, que recibe agua comprada a la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAAB), la capital salinera cuenta con su propio acueducto gracias a dos sistemas de producción de agua potable: El sistema Río Frío
y el Sistema Neusa:

Sistema Río Frío

Se aprovisiona de las fuentes hídricas de Río Frío y las quebradas la Hoya, el Clavel, el Borrachero y la Arteza. Tiene 4 bocatomas (captan el agua), una línea de aducción, dos plantas de tratamiento: Galán y Alto del Águila; una línea de conducción, tanques de almacenamiento en: Coclíes, Espino, Bolívar 83 y Bosques de Silesia y una línea de distribución en PVC y asbesto cemento.

Sistema Neusa

Tiene una bocatoma, una línea de aducción, 2 plantas de tratamiento: Regional Convencional y de Tratamiento compacta, una línea de conducción, tanques de almacenamiento en San Antonio I, San Antonio II y San Antonio III. Este sistema también abastece a los municipios de Cogua y Nemocón.

Con dos sistemas de abastecimiento y diversas fuentes hídricas Zipaquirá tiene problemas en la prestación del servicio De acuerdo con los ciudadanos, quienes han sido los directamente afectados por las presuntas irregularidades en la prestación del servicio de agua potable, en los últimos años no han gozado de un servicio de acueducto óptimo, situación que se agudizó durante el 2022.

Las problemáticas

Intermitencia: No hay servicio continuo de agua en los hogares, establecimientos comerciales e instituciones
educativas.

Bajas presiones: El líquido no llega con la presión ni cantidad necesaria.

Turbiedad: Se ha evidenciado que en ocasiones, el agua no cumple con las condiciones de cali

dad para el consumo humano.

Cortes y/o suspensiones
En los últimos tres años se han presentado 483 cortes y/o suspensiones.
2020: 162 cortes y/o suspensiones
2021: 156 cortes y/o suspensiones
2022: 165 cortes y/o suspensiones

Muchos habitantes y redes de acueducto de casi 70 años

-El DANE indica que en enero de 2011 había 96.489 habitantes en Zipaquirá, para 2022, esa cifra creció a 156.983 habitantes.

-Se presenta un importante crecimiento demográfico y urbanístico para el cual Zipaquirá no estaba planeada. La actual infraestructura del agua potable no tiene la capacidad de abastecer de manera óptima a sus más de 150.000 habitantes que consumen en promedio un millón de litros cúbicos al día.

Existen más problemas

De acuerdo con funcionarios de la Empresa Pública de Zipaquirá (EPZ), estas son otras situaciones igualmente
complejas:

-Las tarifas por el servicio público de acueducto en Zipaquirá son las más bajas de la región, esto hace que no haya recursos económicos para modernizar la infraestructura de acueducto.
-Se requiere que la EPZ cuente con personal especializado, acorde con la tecnificación y proyección de estos acueductos.
-Desde el 2012, la EPZ trabaja en un proyecto para ampliar su planta de agua potable, para duplicar la cantidad de líquido suministrado a la población. Esta intervención suele dificultar las operaciones y obstruir el suministro de agua.

No hay soluciones a corto plazo

De acuerdo con la EPZ, la ampliación de la planta de agua y el cambio de las redes de acueducto son indispensables; sin embargo, son soluciones a largo plazo. Mientras tanto la pregunta es la misma de la comunidad: ¿Zipaquirá dependiendo de carrotanques?