No todo es malo para el país que abre puertas 20/05/2021
Caminantes venezolanos
Según un estudio publicado en la revista Nature, la mayoría llega en edad para trabajar por lo que ayuda al crecimiento de la economía. El gasto per cápita y el saldo fiscal del país que los recibe aumenta gracias a su llegada.

En algunos casos, la migración es considerada un problema para la estabilidad de una nación. Basta con ver el caso de los venezolanos en América Latina, donde el flujo de ciudadanos del país hacia otras naciones de la región se incrementó 900% entre 2015 y 2017, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). En Europa ven la llegada masiva de extranjeros como un factor positivo para sus finanzas, pues permite reducir la tasa de desempleo y potenciar el crecimiento del PIB.

Al menos esta es la teoría que tienen los profesores de la Escuela de Economía de París, Hippolyte D’Albis, la profesora de Economía de la Universidad Clermont Auvergne, Ekrame Boubtane, y el profesor de la Universidad París Nanterre, Dramane Coulibaly, quienes aseguran que los solicitantes de asilo “no son una carga” para Europa Occidental desde un punto de vista macroeconómico. Dicha afirmación surge como resultado de un estudio elaborado según datos de migración entre 1985 y 2015.

El análisis, publicado en la revista Nature, elaborado por los académicos se focalizó en 15 países de la región: Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Islandia, Italia, los Países Bajos, Noruega, España, Suecia, Portugal y el Reino Unido. Para el muestreo, se tuvieron en cuenta los eventos migratorios que ocurrieron por las guerras en la antigua Yugoslavia en la década de los 90 y el enfrentamiento que todavía se libra en Siria, con el Estado Islámico.

Los resultados que arrojó la investigación mostraron un aumento en el flujo de solicitantes de asilo. Entre los más destacados se encuentran un crecimiento de 0,32% en el PIB per cápita durante cuatro años seguidos, además de una caída de 0,14 puntos porcentuales en el desempleo durante el mismo periodo de tiempo y una mejoría de 0,11 puntos porcentuales en el saldo fiscal de las naciones monitoreadas en el estudio. Asimismo, el gasto per cápita crece 0,3 puntos porcentuales y los impuestos netos per cápita aumentan 0,74 puntos porcentuales.

El análisis se empieza a realizar desde “el año del shock” o el momento en que se genera un choque en el flujo de solicitantes de asilo y el flujo neto de migrantes en las naciones analizadas. El profesor D’Albis comentó que en el mercado laboral, los inmigrantes son complementarios a los nativos en términos de habilidades y expectativas. Además, mencionó que “una ventaja macroeconómica es que los migrantes están en edad de trabajar al momento de su llegada a otro país”.

A su vez, el profesor Coulibaly aseguró que las entradas de solicitantes de asilo no deterioran el desempeño económico o el equilibrio fiscal de los países receptores de migrantes.

Los autores del estudio concluyen que los “resultados sugieren que la supuesta crisis migratoria que experimenta actualmente Europa no es probable que provoque una crisis, sino que podría ser una oportunidad económica”.

El recaudo tributario crece hasta 1,11 puntos
Según el aumento en el flujo neto de migrantes en el primer año después del “shock”, el recaudo de impuestos en los países de Europa Occidental crece a 1,11 puntos porcentuales, su mayor cifra dentro de la década siguiente al momento cumbre del flujo migratorio. Para evitar que este indicador crezca a pasos agigantados, D’Alpis considera clave el estado de las políticas migratorias de las naciones, aunque también aclaró que “no es lo único que se debe revisar”.