PASTORES ALIRIO Y AMANDA MENESES

Una historia que comenzó en 1980
La historia de Rey de Paz se remonta al año 1980, cuando los pastores Alirio Meneses y Amanda Bojacá, movidos por la visión de Dios y un profundo deseo de extender Su Reino, dieron inicio a esta obra en la ciudad de Medellín. Lo que comenzó como una semilla de fe en medio de un tiempo de retos, se transformó en un árbol frondoso que hoy da sombra y fruto para muchas vidas.
Desde entonces, la iglesia se ha mantenido firme en su propósito de predicar el evangelio de Jesucristo, discipular a nuevas generaciones y ser un refugio espiritual para la comunidad. A lo largo de los años, Dios ha respaldado la visión y ha levantado líderes comprometidos que han extendido la obra, dando origen a varias iglesias hijas en diferentes municipios de Antioquia. Cada una de ellas representa no solo crecimiento numérico, sino el cumplimiento del llamado de ser testigos “hasta lo último de la tierra”.

Una celebración con invitados especiales
El aniversario número 45 fue una ocasión de alegría y solemnidad. Con un ambiente de adoración y gratitud, los asistentes pudieron recordar el camino recorrido y, al mismo tiempo, proyectarse hacia lo que Dios seguirá haciendo en el futuro.
La jornada contó con la presencia de invitados especiales que enriquecieron el evento. Entre ellos, el Pastor Eduardo Sánchez, una figura fundamental en el levantamiento y consolidación del ministerio. También estuvo presente el Reverendo cuya presencia Alfonso Quevedo, Presidente Nacional de las Asambleas de Dios, honró y fortaleció este tiempo de celebración.
Una jornada de gratitud y esperanza
La celebración fue un espacio para elevar cantos de adoración, escuchar la Palabra y reconocer que cada paso dado ha sido sostenido por la gracia de Dios. Más que un evento conmemorativo, fue un altar de gratitud, un recordatorio de que todo lo que la Iglesia Cristiana Rey de Paz es y ha alcanzado, se debe a la mano poderosa del Señor.
La presencia de las iglesias hijas le dio un carácter aún más significativo a la jornada. Ver a pastores, líderes y congregaciones enteras reunidas en un mismo lugar fue evidencia de que la visión sembrada desde 1980 continúa multiplicándose y alcanzando nuevas generaciones en diferentes regiones de Antioquia.

45 años de impacto ministerial
Durante estas más de cuatro décadas, la Iglesia Cristiana Rey de Paz ha desarrollado ministerios enfocados en la niñez, la juventud, la familia y la misión, buscando siempre ser un canal de bendición integral. A través de su labor, ha sido testigo de incontables vidas transformadas, hogares restaurados y llamados ministeriales levantados.
En cada década, la iglesia ha enfrentado desafíos propios de su tiempo, pero siempre con la certeza de que la fidelidad de Dios ha sido inquebrantable. Esa fidelidad es la que se celebra, la que se recuerda con gratitud y la que anima a seguir adelante con nuevas fuerzas.
Mirando hacia el futuro
El aniversario no solo fue una mirada al pasado, sino también una proyección hacia el porvenir. La Iglesia Cristiana Rey de Paz reafirmó en esta fecha su compromiso con el Reino de Dios, renovando la visión de seguir predicando el evangelio, discipulado con excelencia y levantando más iglesias que continúen expandiendo la obra en Antioquia, Colombia y hasta donde el Señor lo permita.
El lema “Gratitud a Dios por su fidelidad” resume perfectamente el sentir de este tiempo: reconocer con humildad que todo lo alcanzado ha sido posible gracias a Su gracia, y declarar con esperanza que lo mejor aún está por venir.
Al concluir la jornada, quedó en el corazón de cada asistente la convicción de que Dios ha sido bueno y seguirá siéndolo. La Iglesia Cristiana Rey de Paz no es solo un templo ni un lugar de reunión; es una familia de fe que por 45 años ha caminado unida bajo la dirección del Espíritu Santo.
Hoy, esa familia se expande y se fortalece, dando testimonio a toda Antioquia y al país de que Jesucristo sigue transformando vidas y levantando generaciones. La celebración del aniversario número 45 no fue el cierre de una etapa, sino el inicio de un nuevo capítulo en la historia de Rey de Paz. Un capítulo que seguirá escribiéndose con fe, amor y fidelidad a Dios.