Por: Andrés Alarcón - Biólogo y Ambientalista.
La Cumbre Mundial sobre el Convenio de la Biodiversidad Biológica de la ONU (COP16) que se desarrolló en Cali recientemente y que no tenía precedentes en el país, fue un éxito para el planeta, la ciudadanía, los diferentes pueblos presentes, y esperamos que sus efectos se reflejen en avances y compromisos de protección real de la biodiversidad en los próximos años.
Pero sin duda uno de los resultados más significativos durante el evento fue la oportunidad de juntar en un mismo lugar a comunidades, lideres, ambientalistas, diplomáticos y diversos actores interesados en la protección del medio ambiente, que hicieron presencia en Cali, Valle del Cauca, durante dos intensas semanas de trabajo.
A través de intercambios de experiencias, saberes, mesas de trabajo, discusiones y compromisos todos los actores, públicos y privados, ayudaron con su participación a fortalecer esa red que busca sensibilizar y proteger los ecosistemas y las diversas especies del país y del mundo.
En está cumbre ambiental, en sus escenarios tanto públicos como privados, fue evidente la participación de un país plural y compuesto de muchos pueblos:
Afros, Arhuacos, Koguis, Misak, por nombrar solo algunos, que hicieron parte de las discusiones y exposiciones de diferentes temas relacionados con la protección de la naturaleza. Incluso los míticos pueblos ecuatorianos amazónicos, Waorani, fueron participes de discusiones y evidenciaron su lucha por la protección de su territorio contra la industria petrolera.
Las compañías del sector sin embargo no desaprovecharon la oportunidad de hacerse presentes y demostrar su “interés por la biodiversidad”, dejando un sinsabor en varios asistentes: las petroleras, mineras y constructoras y otros actores nefastos en el cuidado de la biodiversidad, sobre las cuales incluso se vieron protestas por parte de la ciudadanía evitando que pudieran desarrollar su “Greenwashing” como se esperaba.
Mientras tanto en la Zona Azul, liderada por la astuta e inteligente ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, conformada por los altos dignatarios gubernamentales y representantes de más de 180 países, se dieron discusiones que buscan ampliar el alcance e inversión para el cuidado de la biodiversidad en el planeta, teniendo en cuenta que la misma es salvaguarda de nuestra propia subsistencia.
Como una especie de esa gran red que denominamos biodiversidad y a este nivel se lograron compromisos importantes que según, la voluntad política y las estrategias de los países, se podrán cumplir o no en el futuro. Dentro de ellos está la inclusión de un espacio permanente de discusión para los pueblos originarios de los distintos países ante la ONU, generado por esa masiva participación de nuestros pueblos indígenas y afros que se destacaron en todos los escenarios, e igualmente la inversión de más de 100 millones de dólares para la protección de la biodiversidad de Colombia.
Pero el éxito más rotundo de este encuentro promovido por Naciones Unidas fue la oportunidad de enlazar a las líneas bases de estos gobiernos a los pueblos, a la ciudadanía y a quienes desde sus territorios y acciones seguramente ayudarán no solo a cumplir metas, sino a conservar y proteger la biodiversidad, que para nosotros no es solo un eslabón necesario, sino la razón misma de la existencia y el goce en este planeta.
Todos esos ambientalistas, indígenas, científicos, conservacionistas y personas conscientes que se congregaron en Cali, Colombia, aportaron, discutieron, cruzaron y alinearon sus ideas en el fin único de cuidar y proteger la gran de red biodiversa de la que hacemos parte, lo que constituye hasta la fecha, quizás, la mayor movilización y encuentro ambiental que ha ocurrido en el país en su historia reciente.