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“Si vis pacem, para bellum”, “si quieres la paz, prepárate para la guerra”, la frase de Publio Flavio Vegecio escrita en su Epitoma rei militaris a fi nes del siglo IV DC……” Nos dice el texto de Romanos 12:2a…” No os conforméis a los criterios del tiempo presente…..”, por lo que alcanzamos a presenciar la naturaleza viviente es conflictiva, y el conflicto es un estadio permanente y recurrente de la vida, y ese no es problema, la dificultad está en la manera y forma en el cómo queremos resolver el conflicto; por lo regular las diferencias las pretendemos resolver siempre desde la guerra, eliminando al contrario generando muerte material, como también, eliminación social, política, económica, laboral, entre otras como el maltrato, la humillación, el desprecio, la manipulación, el engaño, la segregación, la estigmatización, el racismo, la discriminación el bullying, etc, poniendo dentro del discurso retórico la mentira como baluarte de verdad que lo que hace es confundir a la población generando sentimientos de odio y rencor en la sociedad, aún odios entre familias nucleares, confesiones de fe y demás centros de amigos y amigas que por años se han amado. Estos y estas generadoras de guerras materiales, psicológica y verbales, utilizan por lo regular las estrategias de Sun Tzu presentadas en el libro “El Arte de la Guerra”. Es así como pretendo invitarlos e invitarlas al principio de oportunidad “La Unidad en la Diversidad”.
La Biblia es el marco conceptual fundamental de los cristianos y cristianas, en palabras del Reformador “Juan Calvino”, lo es estaríamos diciendo así: “La biblia es la revelación escrita de Dios”, y desde esta concepción Dios nos invita a resolver los conflictos desde el diálogo prudente (lee el texto -Mateo 8:15), pero contundente como lo dice el Apóstol Pablo en 2da Tesalonicenses 3:6. El pazólogo “John P. Lederath, nos habla de los “Diálogos Improbables” y significa sentarnos a dialogar con aquellas personas que pensamos y actuamos totalmente diferentes y llegar consensos desde el disz≤senso, tomar acuerdos que mutuamente podamos respetar sin violentar la integridad de todo el marco que nos rodea.
Debo confesar que no es algo sencillo y fácil de entender, ni mucho menos de tomar la decisión de sentarse en la misma mesa con el enemigo y/o enemiga, o con aquella persona totalmente opuesta a nuestro parece, por algo, Jesús el Hijo de Dios, nos recomendó: “Amén a sus enemigos y hagan el bien a los que les odian” (Mateo 5:27), y en el contexto del siglo 21 diríamos: “Amen también a sus enemigas”.
Quizás este nuevo siglo postmoderno, lleno de nuevas maneras de ver la vida, nos está invitando a desaprender en teoría y práctica nuestro discurso de evangelización, nos está invitando a retomar la propuesta de Jesús de Nazareth cuando nos invita a ser pescadores de hombres (Mateo 4:19), a mirar al ser humano desde su integridad, no solamente su alma, sino, aquel “Antropos, o sea, aquella persona”, que tiene sentimientos y sentimientos encontrados: sabe amar pero también odiar, tiene alegrías pero también tristezas, tiene éxitos pero también fracasos y todos estos sentimientos en choque le permiten felicidad y frustraciones. Con esto les quiero compartir que estamos viviendo nuevos momentos para hablar de la Espiritualidad Social de Dios, la cual es íntegra, no es comercial, no enriquece económicamente, no genera plusvalía – (acumulación de capita), pero sí permite vivir en dignidad porque el obrero/a es digno de su salario (1ra Timoteo 5:18), Jesús nos entregó el mejor ejemplo en su proclamación de buenas nuevas a los pobres (Ev. Lucas 4:18) y además lo expresó: “El Hijo del Hombre no tiene ni donde recostar su cabeza” (Ev. 8:20).
En conclusión, el Evangelio de Dios no es un comercio, no genera plusvalor, o sea, aculación de capital, la Iglesia no es una empresa, las personas que asisten a la Iglesia no son clientes. Si la iglesia es un comercio y genera acumulación de riqueza se cumpliría lo que dice el Ev. Mateo 24:23-24. “En los últimos días vendrás falsos profetas, falsos maestros, falsos cristos y a muchos/as engañarán”.
La Iglesia de Dios es una Comunidad de amigos (Ev. Juan 15:15), es la imagen de Dios caminante por el mundo (Génesis 1:26), con la misión de llevar el Shalom de Dios, o sea, llevar la Paz Integral a toda la humanidad y la creación.
Cardona Coordinador de las Comunidades de Fe Colombia Territorio de Paz
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