En EL OBSERVADOR pensamos, soñamos y nos atrevemos a hablar con la gente, a partir del respeto, y con una placentera taza de café. HOY con: Juan Salcedo, el mecánico que pone a caminar la chatarra 17/07/2025
Juan Salcedo, director de Fundafe, compartiendo en su taller en Tabio con el director del periódico, Julio León. Foto: EL OBSERVADOR.
En 18 años de labor social este barranquillero le ha transformado la vida a 590 personas amputadas a través de Fundafe, que tiene su taller de prótesis en el municipio de Tabio. Con subasta de arte EL OBSERVADOR ayudó a recoger recursos para su obra.

A sus 59 años Juan Ricardo Salcedo Solano recuerda bien que el día que encontró a Dios lloró con dolor y arrepentimiento. Para él fue un milagro, que se dio en una iglesia cristiana de su natal barranquilla a la que acudía para pedirle al Señor que lo sacara del problema de alcohol que lo venía arrastrando desde hacia varios años.

Y el milagro ocurrió precisamente en un Día de la Madre, en la Catedral de Fe y Avivamiento, en el año 2001, en pleno culto cuando escuchó la voz de Dios que le dijo: “usted le hace la prótesis a Jorge”. No entendió nada hasta que el pastor de la iglesia apareció con Jorge, la persona que asistía a ese lugar para pedirle al Todopoderoso la gracia de volver a caminar.

Jorge era un hombre joven, de Soledad (Atlántico), al que le habían amputado sus miembros inferiores como consecuencia de un accidente de tránsito. Juan, sin saber nada de la actividad, pero con el don que había recibido de Dios para que dejara el alcohol, le fabricó la prótesis en cuatro meses con elementos reciclados. Juan se acababa de retirar de una importante empresa cervecera de Barranquilla en la que trabajó 12 años como mecánico industrial. Había ingresado allí por ser el mejor aprendiz del Sena en el año 1989. Con su retiro rompió con el problema de alcohol; ahora se declara como “el único costeño que no bebe”.

El ´doctor Juan’, como le dicen algunas de las personas a las que les ha transformado su vida con las prótesis que fabrica a partir de la chatarra y piezas recicladas, ganó el premio Titán Caracol en 2021, INNOS por su aporte a la innovación en Salud en Colombia en 2022 y el reconocimiento de la Universidad Nacional por su compromiso en el desarrollo sostenible de prótesis de miembro inferior en 2024, entre otros.

EL OBSERVADOR: ¿Cómo nace la Fundación Fuente de Esperanza?

Juan Ricardo Salcedo Solano: Luego de hacer mi primera prótesis por voluntad de Dios, la familia y algunos amigos me ofrecen su apoyo para crear la fundación y me impuse la misión de que todo el trabajo que iba a hacer era para sacarla adelante y para ayudar a solucionar los problemas de la gente discapacitada. Así nació en 2007 en un barrio de Barranquilla. A esas personas no las llamo pobres sino de bajos recursos, ni tampoco las veo como discapacitadas, simplemente como personas que tienen una limitación.

EO: Ya son 18 años de labor social, ¿cómo se sostiene?

J.R.S.S.: Lo que hacemos es economía circular: nos donan la chatarra, nosotros la recogemos y la transformamos en prótesis para personas amputadas. No la consideramos basura sino elementos que se pueden monetizar para obtener recursos que permitan el sostenimiento y la ayuda a personas que quieren mejorar su calidad de vida. En estos 18 años le hemos devuelto la esperanza de caminar a 590 personas de todo el país. La chatarra tiene un valor inigualable porque a través de las prótesis que hacemos muchas personas han recobrado sus sueños. Universidad del Rosario, para mí el templo del Derecho. Pasé la entrevista, pero no tenía la plata para pagar. Yo ya litigaba y me gané un caso en Funza (Cundinamarca). Me pagaron $7 millones y con ese dinero, más una ayuda económica de mi mamá, mi principal admiradora, pude hacer la Especialización en Derecho Penal.

EO: ¿Usted además de su gran sensibilidad y solidaridad, es un inventor cómo se sostiene?

J.R.S.S.: La misión de Fundafe es cambiar vidas. Vivimos en una sociedad indolente y falta el amor de Dios en muchas personas. Lo que hacemos es cambiar el modo de vida de las personas a las que les donamos las prótesis hechas en chatarra y material reciclado. Es un trabajo emocional porque cuando una persona amputada vuelve a caminar nos expresa infinitas gracias. Esos reconocimientos nos dan más fuerza para continuar trabajando por una sociedad que deje de ser insensible.

EO: ¿Quiénes son los beneficiarios de las prótesis que usted hace manualmente en su taller en Tabio?

J.R.S.S.: Ponemos a caminar la chatarra, como dice nuestro lema, en personas que son diabéticas, en las que han sufrido accidentes de tránsito y las que tienen cáncer. Este tipo de personas han sido amputadas de sus miembros inferiores en algún momento de su vida. Antes hacíamos 7 prótesis por año, hoy fabricamos 80 por año. De las 590 que hemos entregado, hacemos mantenimiento preventivo a más de 300. Con el carro taller hacemos la ‘Ruta Sin Límites’ con un grupo de 5 o 6 personas para atender a los beneficiarios y responder las solicitudes de prótesis que nos hacen.

EO: ¿Por qué se radica en Tabio, municipio de la Sabana Centro?

J.R.S.S.: Llegué a vivir aquí en 2016 y me quedé porque tengo una esposa que es de Tenjo. Trabaja conmigo todos los días y está dispuesta a dar todo en esta labor social, tiene espíritu de ayuda y mucha sensibilidad. Ella y otras dos personas me ayudan en el taller, uno de ellos es Manuel Gómez, un aprendiz en la fabricación de las prótesis.

EO: ¿Cómo resume esta labor que realiza más allá de la solidaridad?

La gente es incrédula que la chatarra sirve para poner a caminar por la insensibilidad de nuestra sociedad. Hay que hacer todo con amor, soy un hombre de fe que refleja el amor a Cristo transformando la vida de los demás. Mi frase es: hay que tener el corazón sano para ayudar a los demás.