Propuesta de mujeres osadas cumple 15 años 06/07/2021
La historia de un grupo de mujeres cabeza de hogar lideradas por Virginia Velandia, que cristalizaron la esperanza de 151 familias de tener un hogar propio: Conjunto Byblos en Cajicá.

Por: Redacción EL OBSERVADOR

Byblos, el primer conjunto de viviendas de interés social construido en Cajicá, celebró sus 15 años el pasado 21 de abril del 2021. Narramos parte de la historia de este proyecto creado por un grupo de mujeres cabeza de hogar, quienes con empeño y esfuerzo lograron hacer realidad la construcción de 151 casas para familias de bajos recursos.

Virginia Velandia, una trabajadora de cultivo de flores (QEPD), se convirtió en la gestora y promotora del proyecto; su idea inicial era comprar un lote para construir casas para mujeres cabeza de hogar.

En el año 2000 el grupo inicial lo integraban Marina Garzón, Paula Velandia, Gloria Gil, Janet Gil, Dora Aldana, Elizabeth Ortega, Virginia Pulido y Jacqueline Martínez, todas ellas se reunían en el sector Santa Cruz, en la casa donde Virginia vivía en arriendo.

Byblos, probablemente la ciudad más antigua del mundo y el origen urbanístico de la región de Canaán, hogar de los fenicios. No es casualidad que el primer conjunto de viviendas de interés social construido en el municipio lleve su nombre.

En esos primeros encuentros decidieron realizar actividades como venta de gallinas, tamales, arepas, empanadas, entre otras formas de colecta, para comprar un lote. El entusiasta grupo recorría el pueblo al salir de sus trabajos, buscando aquel lugar de sus sueños donde iniciar al fin, la construcción de sus viviendas.

Lo que alguna vez fue una idea, una epifanía personal, un anhelo de pocas, llegó a oídos de la Administración Municipal, dirigida en ese entonces por María Virginia Bernal Méndez, animándolas a que ampliaran el proyecto y así lograr el beneficio de más familias.

La Asociación de Viviendas El Refugio de la Esperanza, nació en 2001 en los espacios del Club Edad de Oro. Se encontraban semana tras semana y el número de asistentes aumentaba. Entre todas tomaron decisiones importantes como la adquisición del terreno, la elaboración del diseño, los permisos y la contratación de la empresa. Las jornadas que requirieron una interminable lista de trámites burocráticos, en su mayoría, eran lidera-das por doña Virginia.

Byblos: esquivando al elefante blanco
Rumores de fraude circularon entre el naciente grupo, así como la aparición en escena de un ‘supuesto’ gestor que se ofreció a colaborar con los trámites, demandado por su labor el pago de abultados honorarios. Gracias a la malicia criolla, los miembros de la Asociación decidieron verificar la trayectoria del individuo. Acto seguido, visita-ron al impostor en su oficina, corroborando al instante sus sospechas: un despacho inexistente y un falso funcionario. Costear el lote, fue el inicio de la odisea, así como las del aedo Homero: llena de aventuras adversas y otras favorables. La primera de ellas, reunir entre 151 familias los 500 millones de pesos solicitados para la adquisición del lote, ubicado en la carrera 1 Este # 79.

Los copropietarios debían aportar un aproximado de tres millones y medio de pesos. Pidiendo préstamos y haciendo usos de sus ahorros o bienes, el documento de compra se firmó el 25 de octubre del 2002.

Una nueva ola golpeó el trajinar de las esforzadas familias, las cajas de compensación no aprobaron las dos primeras casas construidas como modelo para el conjunto, lo cual llevó a que la constructora que inició los trabajos se retirara. Por poco, Byblos se convierte en un elefante blanco, pero gracias a la persistencia de los interesados y al apoyo de una nueva compañía se reiniciaron labores y la aprobación de las cajas de compensación no se hizo esperar, financiando a la mayor parte de los copropietarios.

Las 151 viviendas fueron ejecutadas por la constructora Jelsa Ltda., el conjunto recibió el nombre de Byblos, los sueños de doña Virginia y las esforzadas mujeres que lucharon sin tregua se concretaron el 21 de abril del año 2006. Cientos de llaves abrieron las puertas del que hasta hoy llaman su hogar.