La movilidad para los habitantes de Sabana Centro hacia Bogotá –sin mencionar otros sectores de la Región– se torna cada vez más grave por el aumento en la inversión de tiempo para los desplazamientos y la falta de decisiones por parte de las autoridades para resolver el problema de fondo. Son miles de ciudadanos que, por razones de trabajo, estudio, salud y otras actividades necesitan viajar diaria o frecuentemente a la capital.
Su calidad de vida se ve afectada por el estrés, el cansancio por el excesivo tiempo de viaje y, el mayor costo para movilizarse. Y no se trata solamente de un problema individual, sino también social pues, entre otros factores, afecta la vida familiar y comunitaria, la economía y productividad del trabajo dado que cada ciudadano debe invertir diariamente un promedio de 2 a 3 horas en su movilización, tiempo que bien se podría destinar a una labor productiva, a compartir con la familia, al descanso o en el justo derecho al ocio o goce del tiempo libre.
Ante este caótico panorama, es urgente la intervención articulada y simultánea de los gobiernos a escala regional, esto es a nivel departamental y municipal, así como la acción coordinada –en este caso– entre las alcaldías de los municipios de Sabana Centro. A manera de propuesta, se plantea:
La puesta en marcha del servicio del transporte en tren, no sólo para los estudiantes universitarios de La Sabana y La Militar, sino extendido como servicio a toda la ciudadanía de la región, y con horarios más frecuentes y ampliados; el auxilio económico de transporte para los estudiantes de colegios y universidades que estudien en la capital, con apoyo de la Gobernación de Cundinamarca; y el mantenimiento y ampliación de vías intermunicipales, vgr. Cajicá-Tabio, con acuerdos entre estas dos alcaldías y apoyo de la Gobernación. Si analizamos lo anterior, se evidencia la necesaria e imprescindible participación de la ciudadanía al interior de los municipios, en el ejercicio cotidiano de la cultura ciudadana, en este caso a través de acciones como las siguientes:
- Practicar la locomoción a pie y en bicicleta, para disminuir el uso de los vehículos automotores, con el impacto positivo de mayor movilidad en las vías, menores efectos de contaminación y estimulo del ejercicio físico y beneficios en la salud.
- Evitar el parqueo en zonas no permitidas.
- Hacer uso responsable de las motocicletas, con la cultura permanente de la prevención de accidentes –no invadir el espacio público, en especial por parte de los comerciantes y tenderos– garantizando el derecho a la movilización de los peatones.
- Respetar la señalización por parte de quienes se movilizan en bicicleta y en motocicletas, no conducir en contravía ni por los andenes, evitando accidentes y protegiendo su propia vida y la de los demás ciudadanos, y no estacionar en el espacio público.
Como se ha dicho al inicio de este editorial, dada la gravedad cada vez mayor del problema de la movilidad, agudizada por el incremento vertiginoso de la construcción de conjuntos residenciales a lo largo de la Autopista Norte como al interior de los municipios de Sabana Centro, y el aumento constante de vehículos en rodamiento (principalmente de particulares y motocicletas), urge diseñar una política pública a corto y mediano plazo para mitigar y prevenir los efectos de la ya crítica movilidad entre Bogotá y los municipios de Sabana Centro.
Pero al respecto es necesario precisar el concepto de lo que significa la política pública, termino de uso generalizado y abusivo. Se entiende por Política Pública –afirma el profesor Alejo Vargas– “como el conjunto de sucesivas iniciativas, decisiones y acciones del régimen político frente a situaciones problemáticas y que buscan la resolución de las mismas o llevarlas a niveles manejables”.
En síntesis, la Política Pública se diseña conjuntamente entre las autoridades y con la indispensable participación de la ciudadanía. Y en su plenitud se concibe como el Estado en acción.